13 mar 2009

Odiseo / Ulises



También conocido con el nombre de Ulises para los romanos, fue rey de Ítaca e hijo de Leartes y Anticlea.

La intervención de éste héroe en la Guerra de Troya fue decisiva ya que fue suya la idea de la construcción del famoso Caballo de Troya.

Sus aventuras durante el viaje de regreso y su arribo al país natal forman “La Odisea” la segunda de las dos obras que inmortalizaron a Homero.



Inmediatamente después de la partida de Troya, Odiseo llegó al istmo de Tracia, la ciudad de los Cicones (una tribu de Tracia), y aunque consiguió saquearlos, perdió a setenta y dos de sus compañeros en un sorpresivo ataque.


Desviados por el viento llegaron a la tierra de los lotófagos, quienes se alimentaban de la flor de loto, la cual provocaba la pérdida de memoria. Éstos les ofrecieron loto, tras lo cual los navegantes olvidaron su patria.
Finalmente, Odiseo consiguió que los marineros volviesen a sus embarcaciones, para seguir rumbo a Ítaca.




Durante el viaje, llegaron en primera instancia al país de los Cíclopes donde el monstruo Polifemo (hijo del dios del mar Poseidón) encerró a Odiseo con doce de sus compañeros en una caverna. Cuando ya había devorado a seis griegos, Odiseo logró emborrachar al monstruo y le quitó su único ojo, cegándolo y logrando escapar con el resto de sus compañeros.

A partir de ese entonces Odiseo fue perseguido por la ira de Poseidón, dios del mar y padre de Polifemo, quien lo persiguió con terribles tempestades durante su viaje, manteniéndolo siempre alejado de su país.




En la isla de Eolo, el guardián y dios de los vientos, halló una amable hospitalidad y al partir, el dios le entregó una bolsa de cuero en la que se hallaban encerrados todos los vientos, con excepción del benéfico Oeste, para que los lleve en nueve días a la costa de Ítaca.


Mientras Odiseo descansaba, sus compañeros abrieron la bolsa creyendo que contenía algún tesoro o algo para comer, pero al instante los vientos escaparon y así arrastrados por la corriente, llegaron de nuevo a la isla de Eolo, quien los echó indignado por considerarlos enemigos de los dioses.





En la isla de Ea, la maga Circe (una ninfa ermitaña) convierte en cerdos a parte de la tripulación de su nave, pero el héroe con la ayuda de Hermes, le obliga a devolverles su forma humana.



Odiseo continuó padeciendo la ira de Poseidón, esta vez enfrentándose a las Sirenas, que con sus cantos atraían a los marinos y los hacían naufragar estrellándolos contra las rocas.




Una vez en tierra firme, las sirenas devoraban los cuerpos de los tripulantes caídos.

Como Odiseo había sido advertido por Cirse sobre el encantamiento de las Sirenas, este tapó sus oídos con cera y se ató firmemente a un poste, logrando salvarse de la tentación que producía tan bello canto y de la trágica muerte que posteriormente le hubiese esperado.




Una vez más sorteado estos problemas que los dioses les interponían en su camino Odiseo llegó a la isla de Trinacria , donde sus compañeros hambrientos atacaron a los animales sagrados dedicados al dios del sol, Apolo…en castigo el dios supremo, Zeus destruyó con sus rayos los navíos y pereciendo así todos sus tripulantes, a excepción de Odiseo quien se salvó aferrándose al palo mayor y a la quilla; y al cabo de nueve días arribó a la isla de Ogigia, morada de la ninfa Calipso, hija de Atlas (el titán condenado a llevar sobre sus hombros el firmamento).




Ésta lo retuvo siete años a su lado y le dio un hijo, pero la nostalgia que Odiseo sentía por su hogar y por su esposa Penélope, lo inmunizaban en las astucias de Calipso.


En una balsa construida por él mismo, escapó de la isla y tras dieciocho días de navegación, llegó a la visea de Corcira, la isla de los feacios, pero Poseidón, al reconocerlo, deshizo su balsa en pedazos.


Así mismo logra llegar a la costa, donde se encuentra con Náusica, la hija del rey, que lo condujo a la cuidad y lo presentó ante sus padres, Alcinoo y Arete. Aquí es objeto del trato más amable y hospitalario y, cargado de presentes, los reacios a bordo de uno de sus maravillosos navíos, lo condujeron a su país, al cual arribó en momentos en que se hallaba entregado al sueño, después de veinte años de ausencia.




Odiseo llegó a su casa precisamente a tiempo para evitar el desastre que amenazaba a su hogar.

Más de un centenar de jóvenes de la nobleza de Ítaca y de las islas vecinas se habían presentado como pretendientes a la mano de la hermosa Penélope; habían perseguido a Telémaco, hijo de Odiseo, que ahora ya era un hombre, y derrochaban los bienes del ausente soberano.


Penélope, reina de Ítaca y esposa de Ulises


Penélope, para entretener a los pretendientes, había fijado un plazo para decidirse por alguno de ellos.
El mismo finalizaría cuando acabase de tejer una prenda de abrigo para su suegro, que destejía durante las noches.


Al cabo de este tejer y destejer, una de sus sirvientas reveló el secreto a los pretendientes, Penélope no tuvo más remedio que terminar la labor.
Prometió entonces que elegiría a aquel que triunfara en un concurso de tiro de arco, empleando para ello la ballesta de Odiseo, con la esperanza de que ninguno de sus pretendientes fuera capaz de manejar el arma.




Disfrazado por la diosa Atenea de mendigo, el día anterior al concurso llegó Odiseo a la isla.
Acudió en seguida a la cabaña del pastor Eumeo, quien lo recibió hospitalariamente, aunque sin reconocerlo.
La misma diosa hizo que Telémaco, el hijo de Odiseo, se reuniera con su padre en el mismo sitio y ambos planearon la venganza contra los pretendientes.





En un disfraz de mendigo se presentó Odiseo en su casa, donde con gran dominio de si mismo contiene su ira ante la arrogancia de los pretendientes, quienes lo trataban con el mayor desprecio.


Al siguiente día se realizó la prueba de tiro. Consistía en disparar, a través de los mangos de doce hachas, con el arco de Odiseo.
Ninguno de los pretendientes fue capaz de doblar el arco y Odiseo ante el asombro de todos, realizó la proeza.
Ayudado por Telémaco, Eufemo y otro pastor y la alentadora presencia de Atenea (diosa de la sabiduría), atravesó con sus flechas a los asombrados pretendientes.

Logrado su triunfo y ya dueño ya de su casa, Odiseo se da a conocer a Penélope, y visita a su anciano padre.



Nota: este texto pertenece a la categoría "Mitología griega - Leyendas Mitológicas"


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