15 feb 2009

Las vueltas de la vida

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Emma Zunz…10 años después - (Intertextualidad)

Pasaron algo menos de 10 años desde que Emma Zunz había matado al agresor de su padre y de su cuerpo, con un revólver, una noche que entró a la vieja fábrica en donde trabajaba, vestida con atuendo algo similar con el que los supersticiosos imaginan y visten a la muerte. Emma Zunz nunca se arrepintió de lo que había hecho, aunque su dolor por la pérdida de su padre se lo recordaba a cada instante, y ese mismo hecho de haber entregado su cuerpo a quien posteriormente sería su víctima, la atormentaba aún más. Su primera y única quizás, aunque ella, tampoco lo afirmaba.
Las cosas se fueron sucediendo de manera casi implanificadas, Elsa Urstein , su amiga con quien había hecho la preparatoria, viajaba al exterior, había recibido una beca de estudios para capacitarse en Europa, lograda al salir una de las seleccionadas de un concurso de talentos y habilidades que había estado haciendo en secreto, aún de Emma, su mejor amiga, como tomado por cábala quizás, aunque es posible que lo haya hecho por temor a que Emma quisiera inscribirse y le arrebatara el gran premio.
Otro golpe para Emma Zunz, su amiga, se marchaba, pero esta vez era una ida con posible retorno, en unos años probablemente, pero ida al fin, aunque tampoco podía compararla con la ida de su padre, una marcha repentina y sin aviso, que no tiene pasaje de retorno por ninguna vía de transporte.
Emma despidió a su amiga y se echó a llorar, por un prolongado tiempo, porque el mundo seguía y ella debía ser parte de él.
Era domingo, y como todos los domingos se dispuso a salir, esta vez sola, Elsa se había marchado y Perla Kronfuss, amiga y compañera de trabajo de Emma, no se encontraba disponible ese día. Se cambió de ropa, se vistió como para salir un domingo a las 16hs, se puso su mejor perfume y un abrigo, para utilizarlo en el ocaso, a esa hora refrescaba mucho y sobre todo al aire libre. Ese día Emma caminó, caminó y caminó, como si sus pasos obedecieran a una rama del cerebro que no controlaba. Llegó hasta la fábrica, sin saber cómo y por qué por parte inconsciente la había llevado hasta allí. Pensó, ya luego analizando la situación, que podría bien ser un acto fallido, porque en su más sano juicio, jamás hubiese querido regresar a ese lugar, pero…ya estaba allí, y se dispuso a entrar.
El lugar estaba abandonado, casi una década había pasado desde que había dejado de funcionar como lo que era: una fábrica textil, luego de que el Sr. Aarón Loewenthal fuera asesinado, por Emma Zunz en justicia por mano propia, como ella misma lo había calificado. Mucho daño le había hecho ese hombre como para merecer seguir existiendo en esta humanidad, se dijo muchas veces Emma, en silencio y hasta lo pensó en voz alta, quebrándose una vez más, con lágrimas de culpa y satisfacción. Su padre ahora descansaba en paz, su muerte en vano, había sido vengada y el agresor había tenido su merecido: la muerte. Subió hasta la planta alta, en donde se encontraba el escritorio del Sr. Loewenthal y en donde también encontró su destino, todo estaba tal cual lo había dejado, lo recordaba como si hubiese sido ayer, esta vez con demasiado polvo esparcido por todo el ambiente e innumerables redes de telarañas invadían y cubrían toda la superficie. Intentó no desarmar si quiera una, no deseaba volver a tener contacto con nada del lugar. La tarde se estaba terminando y Emma era consciente de ello, por lo cual, accedió a retirarse del lugar. Nada tenía que resolver, de nadie tenía que esconderse, estaba atormentada, eso sí, pero en su interior sentía una ligera sensación de bienestar, había hecho lo que tenía que hacer.

Emma Elizabeth Zunz de 19 años de edad nunca fue arrestada por la muerte del Ing. Aarón Loewenthal de 43. Muchas fueron las mujeres que trabajaban en la fábrica que atestiguaron, posterior a su muerte, que habían sido abusadas por su empleador y amenazadas de muerte en caso de delatación de los hechos.
Loewenthal era narcotraficante y tenía acciones en cadenas de burdeles y venta de señoritas de compañía.
La policía pudo localizarlo gracias a un llamado telefónico que decía el lugar y en las condiciones que se encontraba.
Aarón Loewenthal fue hallado muerto en su lugar de trabajo, el viernes 3 de Febrero de 1922 con dos disparos en el esternón. Su atacante estaba aún en el lugar.
El juez acargo del caso, desvinculó totalmente a Emma Zunz del cargo culposo de homicidio, ya que en declaraciones ésta atestiguó que había sido abusada sexualmente y la víctima era el causante de la muerte de su padre.
Pericias ginecológicas confirmaron que Emma Zunz había sido violada días atrás en uno de los burdeles de la propiedad del agresor y testigos afirmaron que la vieron entrar al lugar.

Emma Elizabeth Zunz cuenta con 30 años de edad, vive en una casa con su tía paterna en Rosario (Sta Fe), trabaja en el municipio de la ciudad, y en sus tiempos libres suele regresar a la capital porteña a visitar a sus amigas, Perla y Elsa, ésta última ya regresada de su viaje.


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