9 mar 2009

La astucia de Sísifo

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Sísifo considerado uno de los hombres más astutos de la antigua Grecia, tan astuto hasta tal punto de burlarse de los dioses y tomarles el tiempo.
Zeus, el rey de los dioses, agotado de que este simple mortal jugara con el destino de los demás, creyéndose así mismo un ser superior lo castigó enviándole a Celesta (la representación femenina de la muerte y hermana de Tánatos e Hipnos), pero este se las rebuscó para sortear a la misma muerte.


Celesta, representación de la muerte


En la mitología griega, Sísifo fue fundador y rey de Corinto, conocido como promotor de la navegación y el comercio, pero también avaro, mentiroso, ladrón y sobre todas las cosas, muy pero muy astuto.




Tan asusto era que cuando Celesta (la Muerte) fue a buscarlo, este la recibió abriendo la puerta él mismo y sobre la mesa principal tenía ya preparado un enorme banquete, que inmediatamente invitó a compartir.


Sísifo dándole la bienvenida a Celesta (la muerte)


La muerte desorientada por su trato tan cordial se sintió atraída, considerando que ningún mortal acostumbraba a brindarle esa bienvenida sobre todo sabiendo el motivo por el cual iba a visitarlos, pero considerando que era un rey lo entendió de esa manera y no podía negar que tenía estilo.




Al momento de sentarse se habilitaron unas cadenas forjadas por Hefesto (el artesano de los dioses) alrededor de su cuerpo, inmovilizándola y logrando que descendiera a la tierra, mientras su vela poco a poco se iba consumiendo.




De esta manera, Sísifo había logrado paralizar a la misma muerte, por lo que todos los seres eran inmortales e inclusive él, que de ante mano tenía prevista la visita de Celesta y le había preparado con tiempo la emboscada.



El mismo Zeus no podía creer la astucia de este mortal y envió a Ares, dios de la guerra a que lo detuviera personalmente, pero Ares se sentía atraído por esos dotes tan sobrenaturales y tenía reservado grandes planes para este rey mortal.

De todas formas tuvo que liberar a la muerte y Sísifo quedó bajo su custodia.
Pero antes de morir Sísifo le pidió a su esposa que cuando él se marchase, no ofreciera el sacrificio habitual a los muertos.




Una vez en el Inframundo, él se quejó de que su esposa no estaba cumpliendo con sus deberes y convenció a Hades para que le permitiese volver al mundo y así disuadirla.

Hades se lo permitió, y al regresar a Corinto, Sísifo rehusó volver al mundo de los muertos, hasta que tuvo que ser doblegado por el dios Hermes.



Como castigo por engañar a los dioses, en el Inframundo Sísifo fue obligado a empujar una enorme roca cuesta arriba por una ladera empinada, pero antes de alcanzar la cima, la piedra siempre rodaba hacia abajo, y éste tenía que empezar de nuevo su labor; y así, por los siglos de los siglos.


Este desdichado destino de Sísifo se puede encontrar en La Odisea de Homero, aunque el motivo preciso de este castigo no es mencionado por el autor, pero sí es obvio que reside en su afán por engatusar a los dioses. Vaya castigo irónico: Sísifo no quería morir y una vez muerto, jamás descansaría en paz.


Este mito alcanzó su auge en la modernidad gracias a Albert Camus, en su extenso ensayo El mito de Sísifo, en el que discute la cuestión del suicidio y el valor de la vida y plantea la filosofía del absurdo.

El mito se presenta como metáfora del esfuerzo inútil e incesante del hombre moderno de la era industrial, que consume su vida en fábricas y oficinas en un proceso deshumanizado.



Nota: este texto pertenece a la categoría "Mitología Griega - Leyendas Mitológicas"




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