13 feb 2012

Pleyades

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Las Pléyades son las siete hijas de Atlas y Pléyone. Eran las ninfas del cortejo de Artemis, y como ésta, trataron de mantener su virginidad aunque no lo consiguieron. Ninguna de las siete. Sus nombres eran Alcíone, Celeno, Estérope, Electra, Maya, Táigete y Mérope, las mas tímida de todas porque fue la única que se desposó con un mortal. El resto de las Pléyades se unió con dioses que engendraron un linaje de héroes, del cual Hérmes es el más conocido de ellos.


Orión se encontró con Pléyone y sus hijas en Beocia y se enamoró de las ninfas, por lo que decidió a perseguirlas en busca de su amor. Cinco años duró el acoso hasta que Zeus, a pedido de las Pléyades las transformó primero en palomas para poder escapar de Orión y luego en estrellas. Así quedan retratadas para siempre en el cielo nocturno junto con su acosador Orión, que aparece junto a ellas en la noche, persiguiéndolas por siempre.


Así sucede que durante la noche, aparecen las Pléyades en el cielo, como seis estrellas brillantes y unidas, y una séptima, que sería la avergonzada Mérope, un poco más difusa. Orión continúa cerca de las ninfas, como el enamorado no correspondido que permanece fiel a su propio corazón a pesar del mundo que se le niega. Y así continuará incluso aún después que la vida en el mundo se acabe.


La aparición de las Pléyades en los cielos de la antigua Grecia indicaban el inicio de la temporada de navegación y de la siembra de los campos. Para los amantes de las estrellas, las Pléyades son un espectáculo único de los cielos. Simbolizan tanto a las ninfas como a las palomas o a siete cabras, novias o bailarinas, de las cuales siempre hay una que se pierde o desaparece.


No fueron los griegos los únicos que encontraron en las Pléyades una historia que contar. Los Incas consideraban a este grupo de estrellas como la madre de todo el firmamento y las llamaban Collca, o la Asamblea. Consideraban que era el punto donde se había originado el universo.


Los relatos del pueblo cubeo del amazonas colombiano consideraban a las Pléyades como un avispero llamado Uchiwu. Los matacos del Gran Chaco argentino veían en este enjambre de estrellas una escalera de flechas lanzadas una detrás de la otra para alcanzar el cielo.


Sin duda son un espectáculo formidable para disfrutar de los cielos nocturnos, tanto a simple vista, como con instrumentos de observación. Vistas con binoculares, este cúmulo revelará estrellas nacientes que surgen en medio de polvo y gases que desde la lejanía sirve de excusa para hablar de historias de los pueblos del mundo. Estén estos donde estén.

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